Enfrente de la mesa, ejecutivos de la empresa de software de California llamada Jukt Micronics están escuchando - y tratando delicadamente de mostrarse agradecido... "Discupeme señor, dijo uno de los trajeados al excitado adolescente. Discúlpeme, perdón por interrumpirlo... podemos arreglar más dinero para usted"...
Stephen Glass
El periodista de Forbes digital Adam L. Penenberg fue el encargado de destapar el caso fruto de una casualidad, ya que el detonante fue que su jefe le regañó al leer la noticia de Glass por no haberlo descubierto el antes. Empezó a investigar acerca de la noticia y empezó a ver que las fuentes eran imposibles de localizar, los lugares que citaba Glass eran dudosos, los nombres de las empresas no existían… El 11 de mayo de 1998 Forbes publicó el artículo de Penenberg en el que desenmascaraba a Glass
Pero pongámonos en situación: La noticia trataba de una convención de hackers informáticos en la que un jóven hacker de 15 años llamado Ian Restil había firmado un contrato con una supuesta empresa de electrónica llamada Jukt Micronics, mediante el cual este jóven pasaba a trabajar en la seguridad de la empresa, tras haber hackeado su página web. Glass inventó la empresa y creó una página web para respaldar su mentira, pero la página estaba alojada en un dominio comercial, algo extraño para una importante empresa electrónica. Los teléfonos de los dueños de la “empresa” nunca cogían el teléfono, el lugar donde supuestamente se hizo la convención (un domingo) no abría los domingos, el joven Ian era ilocalizable… Todo contra Glass, que al final terminó confesándose ante su editor Chuck Lane, que había comenzado a colaborar con Forbes para esclarecer el asunto.
“La labor del periodismo es captar el pensamiento de la gente” Stephen Glass (a pesar de ser un mal periodista, dijo una gran frase)
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